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MUÑECOS Y/O TRAPITOS DE APEGO: ¡A CUIDARLOS COMO HUESO SANTO!

MUÑECOS Y/O TRAPITOS DE APEGO: ¡A CUIDARLOS COMO HUESO SANTO!

¿Haz escuchado hablar del tuto o peluche de apego alguna vez? Yo no lo había escuchado nunca hasta hace un mes aproximadamente, cuando la Lucía cumplió ocho meses. Ese día fuimos a control sano a la pediatra y al momento de despedirme ella me pregunta: “¿no le ha bajado todavía mamitis?”, “no, creo que aún no, ¿por qué?”, y ella con una sonrisa mitad humor negro mitad compasión me dice porque es muy común que a los ocho meses les baje la ansiedad de la separación. Ya vas a ver, si le da, te vas a dar cuenta inmediatamente".  Y así fue, no había posibilidad de confusión alguna. Si me pierde de vista a mi o a mi marido, escándalo total. Sobretodo en las mañanas cuando nos vamos al trabajo. ¡Y los lunes! ¡Terrible! Probablemente el shock de pasar fines de semanas 24/7 con los papás (¡para peor/mejor este fue largo!) a la soledad de los Lunes es un cambio muy fuerte y radical.

Así es que, viéndome sumergida en esta etapa, me puse a averiguar del tema un poco por aquí y por allá sobre qué pasa en estos meses y me encontré con el término “objeto transicional”. Me sorprendió encontrarme con que es muy común entre los niños (sin ir más lejos el tuto de Linus, amigo de Charlie Brown, es uno), que los papás no se den cuenta en un principio de su existencia, de lo importantes que son para su desarrollo emocional y lo poco y nada que podemos hacer los padres al respecto de esta elección.

 

¿QUÉ SON LOS OBJETOS TRANSICIONALES?

En psicología, los objetos transicionales (llamados también trapitos o muñecos de apego) son ESE objeto material (como un tuto, chupete o peluche por ejemplo) en el cual los niños depositan un fuerte apego que cumple funciones psicológicas importantes, sobre todo a la hora de dormir o cuando necesitan consuelo, ya que, de alguna manera, representan a su mamá (o cuidador principal). Éstos les dan una sensación de compañía, confianza y protección. Para ellos, no es cualquier peluche o tuto, mas bien es uno/s en particular, al cual le otorgan protagonismo y los ayuda a transitar en la etapa que pasan de la dependencia, en la cual ellos se sienten una especie de fusión con su mamá, a una de mayor autonomía, en la que empiezan a admitir la existencia de un mundo fuera de ellos. He ahí justamente el motivo de su nombre.

¿Porqué les llaman “objetos transicionales” entonces? Porque vendrían a ser el primer objeto en que el pequeño reconoce un área intermedia entre lo que percibe como subjetivo (es decir, como parte de sí mismo) y lo objetivo (el mundo exterior). *Si quieres saber más en detalle de este tema, te recomiendo buscar textos del pediatra y psicoanalista inglés Dr. W.Winnicott (1896-1971), quien describe y explica estos objetos en detalle.

¿Y LOS FENÓMENOS TRANSICIONALES?

Así como existen los objetos transicionales, también están los fénomenos transicionales, que más de uno lo vivió cuando chicos o lo vimos en los hermanos y probablemente tampoco les prestamos atención específica. Estos fenómenos son conductas habituales en los niños como por ejemplo chuparse el dedo (¡mi hermano menor!) , hacerse cariño en la oreja o pelo (¡yo! jeje), balancearse, mover las patitas en círculos (mi Lucía), repetir una canción, etc. En cualquiera de los casos, la función es la misma: búsqueda de consuelo o seguridad en este proceso de independencia emocional.

¿CUÁNDO COMIENZAN A APARECER Y CUÁNTO TIEMPO DURAN?

Los objetos o fenómenos transicionales comienzan a manifestarse alrededor de los siete u ocho meses (etapa donde se da la “ansiedad de la separación” o “angustia de los ocho meses”, con las feroces mamitis o papitis que les contaba más arriba), y pueden durar hasta alrededor de los dos años, cuando emergen otras nuevas experiencias importantes de independencia emocional en los niños en las que necesitan su chupete, tuto o muñeco de apego para sentirse más seguros (como por ejemplo el inicio del jardín, mudanza, nacimiento de un hermano/a menor, etc.). Poco a poco los objetos o fenómenos transicionales irán perdiendo sentido según se van desarrollando progresivamente otros intereses como el juego, el arte, la recreación.

Lo más importante es su simbolismo respecto a la transición emocional de nuestros hijos, de un estado en el que se encuentran "fusionados" a sus mamás a otro más maduro e independiente, en el que se relacionan con ella como otra persona separado de sí mismo.

¿CÓMO SON GENERALMENTE?

Los objetos transicionales, tal como decíamos, pueden ser un juguete o peluche, como también algo con el olor de la mamá (por ejemplo un pañuelo), una mantita o tuto. Por lo general se tratan de objetos muy suaves al tacto y atractivos también para meterse a la boca. Debido a la cantidad de uso que le dan (lo muerden, babean, arrastran, abrazan, etc.) adquieren un olor muy particular. Por lo mismo recomiendan lavarlos lo menos posible (aunque seguramente habrán momentos en que será indispensable).

Nunca se me va a olvidar ver durante mucho tiempo a uno de mis sobrinos con su tuto (de los típicos mas simples de todos, los que nuestras mamás o abuelas les llaman “pañal”) amarrado de su chupete de caucho oldschool para TODOS lados. ¡Imagínense como estaba de sucio! ¡Nadie hubiera creído jamás que ese tuto había sido blanco alguna vez! Pero daba lo mismo, era el tuto/tete sagrado para él, y para todos en realidad. Se le llegaba a perder y ¡allá tú el problemón que se armaba! Los objetos de apego tienen que ser “ese y no otro”. Probablemente les podamos comprar uno exactamente igual, más nuevo, menos sucio y hediondo, y ellos preferirán el antiguo porque es en el cuál han depositado el afecto.

EL WOODY DE TUS HIJOS

Al parecer, según cuentas papás con hijos que han vivido esta etapa, es sorprendente como los muñecos de apego pasan a ser el compañero fiel de tus niños. Lo llevarán a todos lados con ellos: paseos por el día, paseos en el coche, al jardín, dormirán con él en las noches, etc. Les gustará tenerlos siempre al alcance o al menos a la vista. Y, si bien como papás no podemos elegirlo por ellos, sí podemos ofrecerles una variedad de juguetes u objetos de entre los cuales, probablemente, tu hijo/a elegirá alguno con el cual se sienta más apegado/a. Es por esto que es importante que les ofrezcamos productos tomando en cuenta que, eventualmente, alguno de sus objetos más cercanos se convertirá en ese compañero fiel.   

Nuestra experiencia como papás en este tema ha sido bastante corta, recién hace poco más de un mes que hemos visto esta conducta en la Lucía. Desde que nació, me he preocupado de tenerle juguetes que cumplan, a mi parecer, una serie de requisitos necesarios. En primer lugar, que sean seguros y aptos para niños (materiales no tóxicos, sin piezas peligrosas, etc.) Y en segundo lugar, que sean de materiales nobles, suaves al tacto, idealmente en colores neutros y que de alguna u otra manera estimulen algún sentido. En consecuencia de lo anterior, he elegido juguetes más bien artesanales porque creo que si los niños aprenden desde pequeños el valor de lo hecho a mano, su creatividad, imaginación y visión del mundo será mas enriquecedora.

Obviamente en el camino fueron apareciendo regalos de amigos, abuelos, cuñadas, etc. que aparentemente no cumplían todos estos requisitos jejeje, pero que de una u otra manera sí los cumplían, ya que todos nos conocen bien a mi y mi marido (el cual también tiene un emprendimiento sustentable, Bosque Hundido @bosquehundido, con una historia detrás de cada madera impactante, ¡los invito a conocerlo!) y saben el valor que tienen para nosotros lo que le llamamos #juguetesdeverdad.

¡NADA QUE HACER!

Siempre quise que la Lucía tuviera un/os peluche/s favoritos, esos que te acompañan a todos lados (como yo cuando chica tenía a mis conejas “Blanquita” y “Clarita”), sin conocer en ese entonces que a lo que me estaba refiriendo era a su muñeco de apego u objeto transicional. Los elegidos por mí fueron nuestros amigurumis, no sólo por que son hechos a manos, o por la linda historia detrás de esta técnica de tejido japonesa (lee más aquí), si no también por lo lindos y suaves que son. Los amigurumis son su rutina de juego todas las mañanas al despertar y en las noches antes de acostarse. Desde que nació se los pongo cerca para que se le hagan familiares, y ha sido genial ver la evolución de su relación con ellos. En un principio, lo más atractivo era meterse a la boca cualquiera de sus extremidades. La pobre Elefante Elena pasaba con su trompa y orejas empapadas un 50% del tiempo, y el cangurito chico de la Cangura Colomba un 100%. Luego, alrededor de los seis meses, cuando ya se sentaba y podía pasarse objetos de una mano a otra, la entretención fue agarrarlos con fuerza y moverlos de un lado para otro. Ahora, que ya tiene nueve, los toma, los mira, y les “conversa”. ¡Es genial!

En fin, a pesar de mi intento porque la Lucía eligiera como su peluche favorito sus amigurumis, terminó eligiendo simplemente su tuto. En realidad todavía no es “el” tuto, son los tutos en general. Siempre tiene q tener uno cerca de ella, y es indispensable a la hora de hacerla dormir y en los paseos en coche. Lo agarra firme, nadie se lo va a quitar, y se acurruca con él de la manera mas tierna del mundo para quedarse dormida. Cada vez que alojamos fuera me gusta llevar con ella objetos que pueda reconocer su olor y sentirse como en casa. Amigurumis me llevo sólo uno. ¡Tutos me llevo diez!